miércoles, 22 de febrero de 2017

Artículo: Victoria Cabrera Valdés (1951-2004)



Victoria Cabrera Valdés (1951-2004)
por Marta Giménez La Rosa



Han pasado más de doce años desde que falleció ese triste 29 de octubre de 2004 y aún la seguimos echando de menos. Escribo no tanto para glosar su figura científica, que ya se hizo en su momento, sino para relatar lo que supuso para mí, aprendiz de prehistoriadora, encontrarme con una mujer que fue capaz de conciliar vida laboral y familiar, ejercer la docencia y llegar a las más altas posiciones del ámbito científico en un país en el que nunca ha sido fácil para nuestro género llevar a cabo esas tres actividades a la vez.




La conocí mi primer día de clase (tocaba la asignatura Prehistoria) de Primero de Geografía e Historia, el curso 1981-82 y casi parecía una alumna más, hasta que tomó la palabra. Esa misma mañana nos ofreció el Departamento, los materiales de la Cueva del Castillo e incluso la posibilidad de participar en las campañas de excavación -que ella dirigía- a quienes quisieran aprender más allá de los libros. Me animé a acudir a su llamada, aunque entonces yo andaba más seducida por la Protohistoria que por el Paleolítico. Desde ese momento, se convirtió en mi interés principal. De su mano desmenuzamos la tipología lítica de F. Bordes, aprendimos a identificar la industria ósea, a comprender la Geología del Cuaternario, a pelearnos con la Paleobiología y sobre todo, cómo enfrentarse a un yacimiento abordando las distintas facetas de su estudio. Asistir a sus clases suponía una actividad intelectual extraordinaria, porque no es que explicase la investigación de primera línea, ¡es que ella la generaba!

Su producción intelectual es de sobra conocida (recogida en unas cien publicaciones) y le llevó a ser Catedrática de Prehistoria en la UNED, con un objetivo científico primordial: desentrañar la transición del Paleolítico Medio al Superior en la Cornisa Cantábrica. Desde la atalaya privilegiada del Monte Castillo, ella, su equipo y la troupe de estudiantes que acudíamos cada verano, nos aplicábamos en esa tarea, ahí en Puente Viesgo (Cantabria), con sus cuevas en serie a las que pertenece el impresionante yacimiento de Castillo y sus 20 metros de potencia estratigráfica desde la Edad Media hasta el Achelense.

Excavar, triar, reconocer micro y macrofauna, cómo obtener pólenes, lavar los materiales de la manera adecuada, siglar convenientemente las piezas líticas y las materias de origen animal... Todas esas tareas que no se aprenden en la clase, Vicky explicaba cómo hacerlas y el porqué de ese procedimiento. Su equipo solía estar compuesto por las más destacadas figuras del panorama científico tanto nacional como internacional, mientras que la mesnada estudiantil provenía de la U. de Cantabria, de la UNED, de la Complutense, de León, de Granada y mil sitios más.

Eran proverbiales su buen carácter y afabilidad. Ahora bien, había una cosa que le ponía una grave expresión de severidad: el descuido con los materiales o en el yacimiento. Ahí no había discusión. Tal era su diligencia, que podría citar aquel día en el que un grave accidente de tráfico puso las cosas difíciles durante la campaña excavación y sus mayores preocupaciones fueron sus hijos y los materiales que llevaba camino del Museo de Altamira, todos ocupantes del coche siniestrado en el temible cruce de Vargas.

Otra cosa aprendida con ella fue cómo debatir e interpretar, expresar ideas y respetar las opiniones de quienes participábamos en lo que ahora algunos llaman Brainstorming, y que, en su momento, eran las veladas tras la cena o los ratos de laboratorio. O simplemente el café en su casa, que tenía las puertas abiertas para este tipo de cosas. Ahí surgían ideas que enlazaban la Prehistoria con otras disciplinas, Filosofía, Literatura, Economía... de las que ella tenía unos conocimientos tan sólidos que en ocasiones llegaban a abrumar y demostraba su capacidad para sintetizar e interpretar los datos de la excavación con una facilidad igualmente pasmosa, a veces mientras preparaba un cocido madrileño a fuego lento, como debe ser.

Para todo el mundo la Profesora Dra. Cabrera Valdés era Vicky y junto al Profesor Dr. Federico Bernaldo de Quirós Guidotti, Fede, compañero de vida y de ciencia, abordó el estudio de ese espinoso proceso cultural que aún genera controversia: la discutida interacción entre humanos neandertales y humanos modernos cuando se encuentran en el espacio excepcional que fue la costa cantábrica en torno al 40.000 BP. De hecho, sus intervenciones en las reuniones científicas a veces provocaban agitación, pero la solidez de sus argumentos, la calidad de las técnicas aplicadas sobre el yacimiento y la seguridad que emanaba en su exposición solían callar a los vociferantes.

Ella solía recordar a menudo como reputado científico a su tío-abuelo Ángel Cabrera Latorre, naturalista dedicado a los mamíferos équidos y a quién solía considerar transmisor de su amor por la ciencia y del sutil sentido del humor que solía mostrar; prueba de ello fue la dedicatoria al Dr. Alexander Fleming de uno de los artículos que firmamos juntas, escrito gracias a las ingentes dosis de antibióticos que debimos tomar para terminarlo por causa de unas anginas muy inoportunas.

Su visión sistémica sobre Castillo, que constituyó el eje primigenio de su trabajo a lo largo de su vida académica, permitió que una buena parte del su alumnado pudiéramos iniciar carreras profesionales vinculadas al mismo. Algunos han llegado a ocupar puestos en distintas instituciones académicas. A otros, la vida nos ha llevado por extraños senderos y hemos terminado muy alejados de nuestra vocación original, sin que por eso hayamos dejado de recordarla y de usar el ojo crítico que nos ayudó a desarrollar en cuanto vemos algo que se parezca a un sílex tallado o una pieza de arte sobre materias primas de origen animal.

Naturalmente su labor no sólo se centraba en el estudio de Castillo, también se ocupaba de reunir a los colegas en congresos y seminarios -que preparaba concienzudamente- en los que se intercambiaban resultados, ideas y posibilidades de colaboración, como el celebrado en la sede central de la UNED en 1991, Sobre el origen del Hombre Moderno en Europa o el celebrado el año 2003 a propósito del centenario del descubrimiento de la cueva del Castillo, con el Centro Asociado de la UNED de Cantabria en la sede del Palacio de Manzanedo de Santoña, que fue el último que compartimos juntas. También se ocupaba de salir por ahí a llevar su trabajo ante colegas de todo el mundo, donde siempre era recibida calurosamente. Recuerdo aquel coloquio celebrado en medio de un bosque belga en el que nos entregaron una carpeta para la documentación científica, dos rollos de papel higiénico y la recomendación de no salir a pasear al anochecer porque solían rondar los jabalíes...

Otra cosa aprendida con ella durante esa etapa fue que la Prehistoria era un asunto bastante femenino; sin embargo, ellos eran los que alcanzaban los puestos más destacados. De hecho, la mayor parte de los equipos en las excavaciones estaban compuestos por mujeres, pero se percibía con claridad el techo de cristal al que teníamos que enfrentarnos. Por eso no puedo dejar de citar a las mujeres que anduvieron siempre cerca de ella y que formaban parte de la tribu de soporte básico para que todo funcionara: Carmen Valdés y Gloria Pino. Igualmente, otras muchas compañeras de distintas universidades y centros de investigación también formaron parte de su círculo y todas ellas merecen una entrada en este blog porque ninguna ha tenido fácil alcanzar las posiciones que han llegado a desempeñar.

Celebrar el día de la Mujer y la Niña en la Ciencia con el recuerdo a Victoria Cabrera Valdés ha sido emocionante. Conseguir que muchas niñas lleguen más alto de la cima que ella alcanzó, una obligación.

BIBLIOGRAFÍA y WEBGRAFÍA BÁSICA

F. Bernaldo de Quirós, J.M. Maíllo Fernández (2006): “Victoria Cabrera Valdés: una breve biografía”. Zona arqueológica, nº 6, (Ejemplar dedicado a Victoria Cabrera. Obra selecta), págs. 15-33.

En el centenario de la Cueva del Castillo, UNED, vídeo en el que ella aparece: https://canal.uned.es/mmobj/index/id/12207

El Paleolítico en Europa, UNED: https://canal.uned.es/mmobj/index/id/7685

Sobre la autora de este artículo:

Soy Marta Giménez La Rosa, licenciada en Prehistoria y Etnología por la Universidad Complutense de Madrid en 1986. Durante algún tiempo fui arqueóloga de gestión, profesora allá donde sacaba plaza de interina y casi escribí una tesis doctoral sobre arte mueble paleolítico en la Cornisa Cantábrica, además de algunos artículos y otras cosucas. He terminado siendo editora de contenidos digitales en la UNED en la Unidad de Diseño y Contenidos, femenina en un 90%, creativa y eficiente al 100%. Actualmente cuido peques en un proyecto educativo para mujeres refugiadas en Sin el Fil, Líbano.

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